martes, 9 de agosto de 2011

Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure: Refugio del Pleistoceno

Por Percy Baptista Lazarte *
La Tierra, nuestro planeta, llamado también el Planeta Azul, Cibeles por los griegos y Gaia por los científicos que se dedicaron a demostrar sus manifestaciones vitales, así como de otros estudiosos que nos muestran las relaciones de desequilibrio causadas por el uso y abuso de los recursos, por parte de la población humana que necesitan para su llamado “desarrollo”, y la producción del planeta, presentan una serie de consideraciones que es necesario tomarlas en cuenta antes de plantear algunas situaciones respecto al uso y aprovechamiento de lo que aún queda, a futuro, para solventar la vida de esta humanidad.

Según el criterio de geólogos y geofísicos modernos, nuestro planeta cuenta con 4 400 a 5 100 millones de años. Durante los cuales se han producido varios cambios en la configuración de la superficie del planeta, de los que se han considerado para los fines que se refieren al título los últimos 2.5 - 1.8 millones de años (Periodo Cuaternario - Pleistoceno), en los que se han producido varios periodos glaciales, de diversa intensidad.
Probablemente aquellos eventos que más llaman la atención de algunos estudiosos se refieren a la alternancia de periodos glaciales e interglaciales de diferente intensidad y duración, cambios climáticos que dieron origen a la Hipótesis de los Refugios del Pleistoceno, Los refugios del Pleistoceno se formaron durante los cambios bruscos de clima que tuvieron lugar en el cuaternario. Periodo en el que hubo alternación de climas secos y húmedos, en los que las selvas amazónicas decrecían o se reducían. Durante los periodos secos se formaron islas de vegetación que sirvieron de refugio a especies de flora y fauna donde migraron “persiguiendo “a sus condiciones óptimas, las que constituyeron centros de formación de nuevas especies, una de estas islas fue ubicada en la región de los ríos Isiboro y Sécure, dando lugar a la creación del Parque Nacional (TIPNIS).

En consecuencia, en Bolivia, tenemos al presente un Parque Nacional establecido para proteger y preservar para las generaciones del futuro, a nivel nacional e internacional, ecosistemas de importancia continental y mundial por la gran diversidad biológica presente.
El concepto de Área a protegerse se concreto en décadas pasadas cuando los gobierno de entonces, tanto de Bolivia como del Perú intentaron desarrollar la interconexión de estos países a través de la llamada Carretera Marginal de la Selva y fue entonces que con criterio esclarecido se configuró la idea de Área protegida: El Parque Nacional Isiboro Sécure, idea que se concretó en los últimos tiempos.

No sabemos si se efectuaron inventarios, a detalle, tanto de vegetación como de fauna en la actualidad, pero los someros inventarios practicados entonces acreditaban esa consideración.
En consecuencia, se debe solicitar asistencia técnica a los organismos especializados de la UNESCO, a objeto de situar esta unidad ecológica dentro de los alcances de la estrategias de Sevilla (1995), donde se determina que, en toda reserva de la Biósfera, las únicas actividades que se pueden desarrollar para garantizar el equilibrio y la no contaminación son "actividades cooperativas compatibles con prácticas ecológicas racionales, como la educación, el turismo ecológico y la investigación aplicada básica".
La condición de Refugios del Pleistoceno se dan en variados lugares del planeta en general y de América en particular, situación que ha dado lugar al desarrollo de áreas protegidas, tales como Yasuni en Ecuador, donde la política de desarrollo estatal de ese país ha planteado mantenerla en estatus de área protegida, pese a la existencia comprobada de petróleo en las profundidades de su territorio. Algunas otras áreas que se pueden citar en este concepto son: Manuripi-Pando, Bolivia. Yanachaca-Chamillén, Ucayali-Pachitea, Manú (Perú).

Nuestra concepción del planeta, donde conjugan todos los aspectos que configuran la vida en sus amplia manifestaciones, como concreción de la energía que fluye en el cosmos y que deviene en lo que somos o constituimos, un sistema ecológico funcional (Ecosistema) que integra, tanto a los seres animados como a los inanimados con el ambiente global en plena interacción a través del flujo de la energía de nuestro centro cósmico y que ha originado la vida y la desarrolla hacia formas superiores, tiene un denominación ancestral en esta parte del mundo: la llamamos PACHAMAMA, La Madre Tierra, que, hoy por hoy se halla tan explotada, tan castigada y tan maltratada por la especie humana, que se estima la parte inteligente del planeta y que por sus acciones nada inteligentes, ha originado procesos que al incidir en el calentamiento del planeta y el consiguiente cambio climático pone en peligro la subsistencia misma de los humanos de no mediar cambios de actitud en su accionar en el planeta.

La concepción anterior a originado amplios movimientos, a nivel mundial, que tienden a desarrollar acciones de respeto y políticas de recuperación, si aun se puede, de algunos componentes del ecosistema que tiendan a aminorar y, si posible reducir, la alocada carrera de destrucción en que nos empeñamos, a este cometido, con buen tino, el Presidente de Bolivia insto a las NNUU en una asamblea General a establecer el Día de la Madre Tierra (Día de la PACHAMAMA), en reunión llevada a cabo en fecha anterior, para después, desconociendo y desoyendo los alegatos y razonamientos de un sector esclarecido de la población y de los propios nativos de la región declarar “que, sí o sí, el camino que atraviese esa Área protegida seria realizado”, esta situación contradice la concepción que tenemos, aquí en la parte andina del planeta, de la PACHAMAMA, será, como dicen los compañeros originarios del Isiboro – Sécure, borrar con el codo lo que se escribió con la mano.

En todo el mundo, donde se construye un camino en áreas vírgenes, significa abrir el cauce para que se desparrame la mancha de la mal llamada colonización en pos de avasallar territorio virgen con la destrucción de bosques, desarreglos en los regímenes hídricos, destrucción de habitatos de plantas y animales, y de cadenas de dependencia con la fementida ampliación de la frontera agropecuaria en suelos cuya vocación de uso ya está definida y con la legislación que contempla la creación del TIPNIS o de uso mayor del territorio ya está refrendada, para uso y disfrute de la humanidad.

Estimamos que un mejor razonamiento aún es posible, lo contrario será perder la credibilidad que se ha ganado ante la conciencia mundial, situación que no queremos afrontar como dignos émulos de los descendientes que establecieron el concepto de la PACHAMAMA, la Madre Tierra.
* M. Sc. En Dasonomía –Manejo de Áreas Silvestres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario