Recordamos este buen artículo del periodista Andrés Gómez Vela sobre la carretera por el Tipnis, no debemos olvidar la impostura del presidente Evo Morales.
La
sentencia con tufo de emperador ha sido dictada: “Habrá
carretera, quieran o no”. Entonces, ¿para qué
ya consultarán a los indígenas? ¿Para qué
conozcan la ira del delegado de la Pachamama?
La
historia se repite, escribió Marx, la primera vez como tragedia,
la segunda, como comedia. En 1492, llegaron los españoles
y dictaron con aire real la misma sentencia: “Estas tierras
son del rey, quieran o no”. 519 años después
se escuchan las mismas palabras, pero esta vez y para sorpresa de
todos, las pronuncia su autonombrado líder espiritual, su
salvador, su Mesías.
El
llamado proceso de cambio puso por encima de la realidad ideales
como la justicia, la igualdad, la libertad, cuando en realidad habían
seguido siendo las condiciones materiales las que determinan la
ideología y las impresiones que tenemos del mundo. He ahí
la explicación de la diferencia entre cocaleros e indígenas.
Los primeros buscan riqueza material así sea a costa de otras
especies, los segundos quieren preservar su única riqueza:
la naturaleza.
Evo
es como China, socialista en discurso, capitalista en la práctica.
Su origen étnico es aymara, pero su ADN de clase es cocalera,
por tanto liberal y partidario del desarrollo capitalista. Morales
es producto de sus relaciones económicas y víctima
de su poder narcisista. Lo acaba de demostrar.
Se
repite otra vez la historia, para los invasores españoles
los indios no tenían alma; para Morales, no tienen inteligencia,
por eso cree que son manejados por los “oenegeros” que
un día fueron sus amigos, cuando eran tiempos de cambio,
pero ¿cuánto ha cambiado con el tiempo? Está
irreconocible.
Los
indígenas aman en serio a la Madre Tierra y no quieren una
herida de 306 kilómetros. Para nosotros la selva es como
un hotel de cinco estrellas, me dijo un día la indígena
María Saravia.
Otra
vez la historia; hace 500 años la cruz sirvió para
justificar el mayor genocidio que se recuerde en la historia. Después
de siglo y medio, los evangelizadores habían diezmado la
población indígena. Hay historiadores que aseguran
que de 70 millones de seres humanos que vivían en estas tierras,
apenas quedaban tres millones. La excusa de hoy es el desarrollo
y está a punto de acabar con árboles, plantas, animales,
ríos, que si hablaran como en El bosque animado, de Wenceslao
Fernández, le dirían a Morales: “No nos mates,
nosotros también somos hijos de la Pachamama”.
Pero
no todo está perdido, apelo a la conciencia ecológica
del Presidente para salvar uno de las reservas más ricas
del mundo. Con ese fin le narro un hecho que me contó José
Ignacio López Vigil.
En
1988, sesionaba la Asamblea Constituyente de Brasil. Los pueblos
indígenas de la Amazonia habían recogido las 30.000
firmas necesarias para presentar una enmienda constitucional sobre
el derecho a sus tierras ancestrales. Las galerías estaban
repletas de indias e indios con sus torsos desnudos y coronados
de plumas. Para sorpresa de todos, el representante de los pueblos
nativos apareció impecablemente vestido con traje y corbata.
Atravesó el hemiciclo y llegó hasta la tribuna. Le
dieron 20 minutos para exponer.
El
indio se volvió hacia el presidente del Congreso como pidiendo
autorización para comenzar. Y entonces, en vez de hablar,
tomó un bolso donde llevaba una caja de tintes y empezó
a engalanarse la cara con los colores guerreros de su tribu. Empleó
los 20 minutos previstos para su discurso pintándose la frente,
las mejillas, el mentón, después miró desafiante
a la audiencia con el rostro más digno del mundo. Sin decir
palabra, guardó la caja de tintes de sus antepasados y se
retiró del salón del Congreso. Ganaron la enmienda,
el artículo 231 de la Constitución del Brasil reconoce
el derecho de los pueblos indígenas a ser propietarios a
perpetuidad de las tierras que siempre ocuparon.
El
mensaje ha sido claro: déjennos vivir con nuestro desarrollo
en paz. Por ello, la carretera debería ser diseñada
rodeando el Parque Isiboro Sécure. Costará más,
pero será una prueba de amor a la Pachamama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario