Por Reynaldo Flores Díaz
Y así pasan los años. El TIPNIS, quién diría. Todos Santos, recuerdos de la mesa armada en Cochabamba, 2012.
En memoria de los niños, mujeres y hombres caídos en la Octava y Novena Marcha Indígena.
Más allá de ser errantes en los caminos de Bolivia, fuimos y somos hermanos en la adversidad. No estaban todos los líderes indígenas, ni todos voluntarios de la defensa, pero ese día sentimos que las miles de personas involucradas...estaban allí. En lo personal hice una plegaria por mi abuelo – padre, del que no pude despedirme en el transcurso de la Novena Marcha, pese al esfuerzo de mis amigos para conseguir un pasaje inmediato (cosa que nunca olvidaré en agradecimiento) el daño ya estaba hecho. A nadie le deseo todo lo que pasaba en mi mente y corazón en las infinitas horas entre la Marcha y Cochabamba, es algo que lastimosamente me acompañará por el resto de mis días. En los últimos meses que compartimos con “el gordo” él dejó de llamarme “nano”; sonriendo me llamaba “Tipnis”, y me preguntaba: “cómo va todo, te vi en la tv, a mí me da mucha pena lo que pasa, pero te entiendo”. Creo que fue la única persona que me entendió. Después de su partida, a mi pesar, nunca más fui el mismo con mis amigos y hermanos.
En el último viaje a Oruro con representación indígena, los residentes de la Ciudad del Pagador se referían a los líderes indígenas como héroes; atributo que lo comparto en todo el sentido de la palabra. En un mundo donde es más fácil venderse o negociar; estos niños, mujeres y hombres indígenas nos enseñaron a defender nuestros sueños y nuestra Casa Grande. Como a lo largo de estos últimos años...nuevamente compartimos sonrisas y lágrimas.
En este actual Todos Santos, la música llegó desde mi raíz gitana. Mi bisabuela me dejó lo errante. Mi sangre me enseñó todas las cosas buenas, las cosas malas las aprendí mirando para afuera del camino noble y afable para todas y todos. Canción para un@ mism@: “.....Arriba los de siempre, juegos del poder, mentiras que ya suenan como las de ayer, y en medio de este ruido y de esta tempestad, busco una verdad.....y el reloj, no se parará por ti, pasa el mundo y el dolor, solo, contigo y sin ti. Sale el sol, cada mañana es abril, no te olvides del amor, no dejes de sonreír” – Antonio Carmona – Una dos y tres.
A mi abuelo – padre, Don Primo Flores Viladegut: “Creo que valió la pena gordito, quiero creer que valió la pena, a nombre de todos nuestros dolores y nuestra falta de abrazo final, a nombre de todo, quiero creer que valió la pena. Me dicen que ahora camino muy rápido, pero en ese mi acelerado paso, sin mayor explicación, hago una pausa todos los días para esperar tu lento caminar, entonces vuelvo a ti...y volvemos a emprender la ruta juntos. Tengo demasiadas noches entre dulce y muy amargo cuando vienes a visitarme. Sí nos va bien al final de esta interminable jornada, te prometo volver a recuperar mi corazón”.
En este Todos Santos de celebración a la vida: saludos a sus eternos visitantes y compañeros silentes del camino.
1 de noviembre, 2013
Cochabamba - Bolivia
En memoria de los niños, mujeres y hombres caídos en la Octava y Novena Marcha Indígena.
Más allá de ser errantes en los caminos de Bolivia, fuimos y somos hermanos en la adversidad. No estaban todos los líderes indígenas, ni todos voluntarios de la defensa, pero ese día sentimos que las miles de personas involucradas...estaban allí. En lo personal hice una plegaria por mi abuelo – padre, del que no pude despedirme en el transcurso de la Novena Marcha, pese al esfuerzo de mis amigos para conseguir un pasaje inmediato (cosa que nunca olvidaré en agradecimiento) el daño ya estaba hecho. A nadie le deseo todo lo que pasaba en mi mente y corazón en las infinitas horas entre la Marcha y Cochabamba, es algo que lastimosamente me acompañará por el resto de mis días. En los últimos meses que compartimos con “el gordo” él dejó de llamarme “nano”; sonriendo me llamaba “Tipnis”, y me preguntaba: “cómo va todo, te vi en la tv, a mí me da mucha pena lo que pasa, pero te entiendo”. Creo que fue la única persona que me entendió. Después de su partida, a mi pesar, nunca más fui el mismo con mis amigos y hermanos.
En el último viaje a Oruro con representación indígena, los residentes de la Ciudad del Pagador se referían a los líderes indígenas como héroes; atributo que lo comparto en todo el sentido de la palabra. En un mundo donde es más fácil venderse o negociar; estos niños, mujeres y hombres indígenas nos enseñaron a defender nuestros sueños y nuestra Casa Grande. Como a lo largo de estos últimos años...nuevamente compartimos sonrisas y lágrimas.
En este actual Todos Santos, la música llegó desde mi raíz gitana. Mi bisabuela me dejó lo errante. Mi sangre me enseñó todas las cosas buenas, las cosas malas las aprendí mirando para afuera del camino noble y afable para todas y todos. Canción para un@ mism@: “.....Arriba los de siempre, juegos del poder, mentiras que ya suenan como las de ayer, y en medio de este ruido y de esta tempestad, busco una verdad.....y el reloj, no se parará por ti, pasa el mundo y el dolor, solo, contigo y sin ti. Sale el sol, cada mañana es abril, no te olvides del amor, no dejes de sonreír” – Antonio Carmona – Una dos y tres.
A mi abuelo – padre, Don Primo Flores Viladegut: “Creo que valió la pena gordito, quiero creer que valió la pena, a nombre de todos nuestros dolores y nuestra falta de abrazo final, a nombre de todo, quiero creer que valió la pena. Me dicen que ahora camino muy rápido, pero en ese mi acelerado paso, sin mayor explicación, hago una pausa todos los días para esperar tu lento caminar, entonces vuelvo a ti...y volvemos a emprender la ruta juntos. Tengo demasiadas noches entre dulce y muy amargo cuando vienes a visitarme. Sí nos va bien al final de esta interminable jornada, te prometo volver a recuperar mi corazón”.
En este Todos Santos de celebración a la vida: saludos a sus eternos visitantes y compañeros silentes del camino.
1 de noviembre, 2013
Cochabamba - Bolivia
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