Por Pablo Rojas Paredes* (08-IV-2011)
En los considerandos para la creación del Isiboro Sécure como área protegida en la categoría de parque nacional (Ley 7401 de 1965) se indica:
“…es deber Supremo del Gobierno conservar las cuencas hidrográficas y las nacientes de los ríos a fin de evitar inundaciones e interferencias en la navegación;
…en las provincias del Chapare y Moxos de los departamentos de Cochabamba y Beni respectivamente, el Estado posee áreas que por su particular belleza, ubicación, topografía, riqueza en flora y fauna, merecen ser mantenidas como reservas vírgenes;
…la construcción del camino marginal de la selva y los planes de colonización, ponen en serio peligro la integridad de los recursos naturales renovables y, consiguientemente, de la belleza escénica de la región;
…los parques nacionales constituyen centros de recreo, turismo, estudio e investigación, incremento y defensa de los recursos naturales renovables…”
Años más tarde, el decreto 22610 de 1990, que se promulga gracias a la lucha en la gran “Marcha por el Territorio y Dignidad”, indica en su artículo primero: “Se reconoce al Parque Nacional Isiboro Sécure como territorio indígena de los pueblos Mojeño, Yurakaré y Chimán que ancestralmente lo habitan”. Finalmente (junio de 2009), Evo Morales entregó el título ejecutorial de propiedad del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) a la Subcentral TIPNIS y encomendó que se “asuma la defensa territorial por todos los medios y ante todas las instancias”.
Esta historia aparenta ser un cuento de hadas con un final feliz: un Presidente que ama y defiende los derechos de los pueblos indígenas, que maneja bicicleta y que encabeza la lucha mundial contra la destrucción de la Madre Tierra. Pues, bien, como en todo cuento de hadas existen hechiceros perversos y doble caras que realizan macabras acciones:
a) La respuesta a la Consulta de los Pueblos Mojeño, Yurakaré y Chimán ha sido más que clara en su Encuentro de Corregidores: “Rechazo contundente e innegociable a la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos”. Sin embargo, hasta el día de hoy, el Gobierno ha invisibilizado la presencia y la decisión de los hermanos y hermanas del TIPNIS y, peor, aún, no ha hecho caso al mandato de su nueva Ley contra el Racismo y la Discriminación que prohíbe toda forma de discriminación.
b) Distintos estudios ambientales, económicos, sociológicos, biológicos, legales, éticos, de ingeniería muestran y afirman que no se puede y no se debe construir la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos que partiría en dos el TIPNIS. Un par de recientes ejemplos, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH-Bolivia) indicó “Hemos llevado el caso del Tipnis, donde por el momento la situación de consulta no es suficiente en cuanto a medio ambiente”. El señor Denis Racicot hizo estas declaraciones el 24 de marzo de 2011; 5 días después el PIEB publica un estudio que afirma que en 18 años, con la carretera, se podría deforestar el 64% del TIPNIS. Ahora, amable lector, juzgue usted la siguiente actitud que su sucedió días después de esas declaraciones públicas. El Isiboro Sécure es uno de los pocos paraísos preservados desde el periodo del Pleistoceno, hace más de 2 millones de años, y tardó en formarse en más de 200 millones de años y, “EN UNA TARDE”, un grupo de diputados-dioses-sabios de la patria, a nombre de los dueños legítimos y legales del TIPNIS, a nombre de este patrimonio y paraíso, a nombre de la evolución, decidieron inaugurar el mes de la Madre Tierra (abril) ratificando el contrato de crédito con el Brasil para financiar la “destrucción” del TIPNIS con una carretera.
Como se observa, al Gobierno solo le interesa escucharse a sí mismo tal como la bruja de Blancanieves: “Espejito, espejito quién el Gobierno más bonito???”. En esa misma línea, recuerdo una pregunta que un padre formula a su hija un día jueves y con dulce acento le pregunta: “¿Hijita hoy es viernes?”. Ella le responde: “No, papito, hoy es jueves”. El padre en tono autoritario replica: “¡Caraspas, hoy es viernes y no me contradigas!”. Así es el padre gobierno que tenemos en Bolivia, no se “equivoca” y algo más: sus ministros, viceministros y sus diputados y senadores repiten lo que el papá ordena: no investigan, no estudian, no se dedican, no leen, no conocen las leyes y la Constitución, no se informan y se limitan a llenarse la boca con el término “unanimidad” y aprueban leyes y decretos sin conocimiento de causa.
c) Este proyecto carretero tiene el récord de transgresiones: a la Constitución Política del Estado, a las leyes ambientales, a los derechos humanos y a los acuerdos Internacionales; por añadidura, los procedimientos técnicos son arbitrarios, tramposos e ilegales. Lo penoso del caso es que no se invitó a un juez del Libro Guinness para que verificara este nuevo logro a la sinvergüencería e impunidad que tan tristemente ostentan nuestros políticos.
¿Qué podemos opinar a estas alturas? En Bolivia tenemos leyes que protegen al Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure-TIPNIS y simplemente exigimos que se cumplan.
Quien escribe esta nota confió en este Presidente, y lo que ahora estoy viviendo se llama “decepción”, “bronca”, y no solo es por él, sino, por la nueva ministra de Medio Ambiente y Agua, Julieta Mabel Monje que habla de “preservación de humedales” y acelera los trámites para la carretera; de la viceministra Cinthia Silva, exfuncionaria de ABC, que firmó 2 licencias ambientales para construir la carretera dos días después de asumir su cargo; del ingeniero y ministro Wálter Delgadillo que se llena la boca con el término “progreso” y aseguró públicamente “estamos trabajando con las autoridades respectivas y con la población indígena del lugar” cuando nunca cruzaron saludos con ellos, cuando nunca los escucharon y cuando nunca les dieron la palabra.
Como un ciudadano común y corriente, al que subestima el Gobierno, estoy cansado de que el presidente Evo Morales y su entorno utilicen a la Madre Tierra como una camisa vieja que se debe remendar con un discurso. Observo un falso culto a la vida, a los animales, a las plantas, a las personas, a los derechos. No hay acción en las palabras, y si las hay, son contrarias a lo que se predica… en retórica eso se denomina “cinismo”, en filosofía “falacia”, en religión “pecado”, en ética “mentira” y en lenguaje del pueblo “una estupidez y una traición más de los políticos de turno”.
*blitorojas@hotmail.com