El 28 de julio, a propuesta del gobierno boliviano, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) mediante resolución declaró al agua y el saneamiento como un derecho humano. ¿De qué manera esta medida garantiza el acceso a este vital elemento?, si por ejemplo, refiriéndonos a Cochabamba, SEMAPA está sumida en una profunda crisis que afecta en la prestación de sus servicios; las actividades industriales y mineras utilizan día a día ingentes cantidades de agua; y los más de 70 asentamientos irregulares sobre la cota 2750 msnm están amenazando nuestra única fuente de agua superficial y subterránea: el Parque Tunari.
Su ubicación y características topográficas lo convierten en generador del ciclo hidrológico por ser un área de condensación y precipitación intensa de masas de vapor de agua provenientes del Trópico. Presenta un sistema de cuencas conformado por ríos, quebradas y lagunas que permite abastecer de energía eléctrica a Cochabamba, parte de Oruro, La Paz y Potosí.
En el campo de los comportamientos y capacidades hídricas el arquitecto Marcelo Delgadillo del Centro de Ecología y Monitoreo Ambiental (Gema) realizó varios estudios sobre el valor del parque en la provisión de agua; y las estrategias que deben seguirse para proteger la zona de recarga de acuíferos que está impermeabilizándose.
El PNT está conformado básicamente por dos vertientes: la Norte, cuencas de mayor superficie, capacidad y aprovechamiento como las que generan los ríos Palca, Pilse, Candelaria que vierten sus aguas al embalse de Corani, luego los ríos Torreni, Chapisirca que son afluentes al río Chapare y Mamoré. Los niveles de precipitación oscilan entre los 1000 a 2000 mm/año, ya que por la vasta vegetación existente en algunos lugares la humedad llega hasta un 90%.
La Sur, que abarca 89.000 has desde Parotani hasta el río Maylanco, corresponde a las 30 cuencas y microcuencas ubicadas en la ladera sur de la cordillera del Tunari y bordea a los valles de Cochabamba; alcanza una precipitación de 300 a 500 mm/año produciéndose los más altos niveles hacia las cumbres. Las aguas superficiales se infiltran en el suelo y subsuelo para los depósitos subterráneos en los valles de Sacaba, Central y Bajo, área de alta permeabilidad constituida por los abanicos aluviales y conocida como zona de recarga de acuíferos.
El 95% del uso de agua potable, industrial y riego provienen de acuíferos, por tanto la manera más rápida de aprovechamiento es precisamente esta vertiente, dijo Delgadillo que además hizo una aproximación numérica de su aporte desde la cota 2250 msnm hacia arriba. Calculando una precipitación de 450 mm/año de lluvia en un periodo medio y basándose en el dato que la pendiente tiene un coeficiente de 0,70; determinó que el 70% del agua que cae se escurre y el 30% se infiltra porque la cordillera al ser fragmentada, quebrada y de cobertura bastante suelta está en permanente erosión.
Su ubicación y características topográficas lo convierten en generador del ciclo hidrológico por ser un área de condensación y precipitación intensa de masas de vapor de agua provenientes del Trópico. Presenta un sistema de cuencas conformado por ríos, quebradas y lagunas que permite abastecer de energía eléctrica a Cochabamba, parte de Oruro, La Paz y Potosí.
En el campo de los comportamientos y capacidades hídricas el arquitecto Marcelo Delgadillo del Centro de Ecología y Monitoreo Ambiental (Gema) realizó varios estudios sobre el valor del parque en la provisión de agua; y las estrategias que deben seguirse para proteger la zona de recarga de acuíferos que está impermeabilizándose.
El PNT está conformado básicamente por dos vertientes: la Norte, cuencas de mayor superficie, capacidad y aprovechamiento como las que generan los ríos Palca, Pilse, Candelaria que vierten sus aguas al embalse de Corani, luego los ríos Torreni, Chapisirca que son afluentes al río Chapare y Mamoré. Los niveles de precipitación oscilan entre los 1000 a 2000 mm/año, ya que por la vasta vegetación existente en algunos lugares la humedad llega hasta un 90%.
La Sur, que abarca 89.000 has desde Parotani hasta el río Maylanco, corresponde a las 30 cuencas y microcuencas ubicadas en la ladera sur de la cordillera del Tunari y bordea a los valles de Cochabamba; alcanza una precipitación de 300 a 500 mm/año produciéndose los más altos niveles hacia las cumbres. Las aguas superficiales se infiltran en el suelo y subsuelo para los depósitos subterráneos en los valles de Sacaba, Central y Bajo, área de alta permeabilidad constituida por los abanicos aluviales y conocida como zona de recarga de acuíferos.
El 95% del uso de agua potable, industrial y riego provienen de acuíferos, por tanto la manera más rápida de aprovechamiento es precisamente esta vertiente, dijo Delgadillo que además hizo una aproximación numérica de su aporte desde la cota 2250 msnm hacia arriba. Calculando una precipitación de 450 mm/año de lluvia en un periodo medio y basándose en el dato que la pendiente tiene un coeficiente de 0,70; determinó que el 70% del agua que cae se escurre y el 30% se infiltra porque la cordillera al ser fragmentada, quebrada y de cobertura bastante suelta está en permanente erosión.
Efectos de asentamientos en el Parque Tunari (diseño Natalia Vega) |
En las aguas del subsuelo los niveles someros a 100 m de profundidad se recargan anualmente, no siendo así para los que están a más de 200 metros que se acumulan durante miles de años. En este sentido, otra característica consiste en su estructura equiparada a mantos de lenteja de distintos materiales permeables (rocas, arenilla, arena) que conforman una esponja entremezclada, ventaja para los horizontes someros cuando se mantiene la humedad, simetría de los internos.
Tomando en cuenta estas particularidades, Marcelo Delgadillo, estimó que se infiltran en condiciones óptimas 150.000.000 m3/año de agua, suministrando 140 lt/día/persona a 300.000 usuarios y con una pérdida del 50% SEMAPA extrae 17.520.000 m3/año; los 10.000 pozos existentes a 1 lt/segundo están produciendo 16.000.000 m3/año, es decir, se extraen 33.520.000 m3/año. Esto significa que anualmente se recargan 116.480.000 m3, de ahí la necesidad de proteger y utilizar correctamente las aguas subterráneas y planificar obras para retener los 280.000.000 m3/año de agua que se escurren.
La zona de recarga por los asentamientos irregulares encima de la cota 2750 msnm enfrenta dos problemas centrales: contaminación e impermeabilización. El establecimiento de industrias, granjas de cerdos, aves y viviendas que no cuentan con un sistema adecuado de alcantarillado, la mayoría tienen pozos sépticos, infiltran sustancias químicas y nocivas en consecuencia acuíferos contaminados son recursos no disponibles.
La impermeabilización referida a la pérdida del área de recarga, aproximadamente 1000 has, por la construcción de infraestructura (viviendas, equipamientos, caminos) impide que entre agua al subsuelo, así en vez de cuidar, canalizar y mejorar las vertientes se han cementando vías anulándolas. “Estas situaciones pueden dejarnos sin agua porque nuestra fuente de abastecimiento son los pozos, Misicuni, Escalerani y Wara Wara no van a sustituirlos van a ayudar en parte, pero SEMAPA que sólo provee de agua al 30% de la población seguirá usando los pozos y el otro 70% igualmente recurrirá a ellos”, aseveró Delgadillo a la hora de afirmar que la lógica de aprovechamiento del agua dulce en el departamento ha sido una verdadera despreocupación.
Con la explotación e impermeabilización el nivel freático baja, o sea que el agua superficial está a mayor profundidad, esto causa que los suelos pierdan su capacidad de retención, humedad relativa y por ende la vegetación tiende a secarse. “El CLAS en un estudio de balance hídrico determinó que de los 120.000.000 m3/año que se infiltran, el 70% debe destinarse a “uso verde” si no queremos volver a Cochabamba un desierto sin vida” concluyó.
Considerando que la sustentabilidad del futuro de todo el conjunto metropolitano depende de la protección de los acuíferos, esta medida tiene que ser declarada como una prioridad para que la población asuma conciencia en la defensa de esta área por la magnitud y seriedad de los problemas que encara. Urge de las autoridades establecer medidas preventivas, ejercer control estricto sobre operaciones industriales, actividades contaminantes, hacer obras de infiltración y restringir la instalación o construcción de urbanizaciones.
Tomando en cuenta estas particularidades, Marcelo Delgadillo, estimó que se infiltran en condiciones óptimas 150.000.000 m3/año de agua, suministrando 140 lt/día/persona a 300.000 usuarios y con una pérdida del 50% SEMAPA extrae 17.520.000 m3/año; los 10.000 pozos existentes a 1 lt/segundo están produciendo 16.000.000 m3/año, es decir, se extraen 33.520.000 m3/año. Esto significa que anualmente se recargan 116.480.000 m3, de ahí la necesidad de proteger y utilizar correctamente las aguas subterráneas y planificar obras para retener los 280.000.000 m3/año de agua que se escurren.
La zona de recarga por los asentamientos irregulares encima de la cota 2750 msnm enfrenta dos problemas centrales: contaminación e impermeabilización. El establecimiento de industrias, granjas de cerdos, aves y viviendas que no cuentan con un sistema adecuado de alcantarillado, la mayoría tienen pozos sépticos, infiltran sustancias químicas y nocivas en consecuencia acuíferos contaminados son recursos no disponibles.
La impermeabilización referida a la pérdida del área de recarga, aproximadamente 1000 has, por la construcción de infraestructura (viviendas, equipamientos, caminos) impide que entre agua al subsuelo, así en vez de cuidar, canalizar y mejorar las vertientes se han cementando vías anulándolas. “Estas situaciones pueden dejarnos sin agua porque nuestra fuente de abastecimiento son los pozos, Misicuni, Escalerani y Wara Wara no van a sustituirlos van a ayudar en parte, pero SEMAPA que sólo provee de agua al 30% de la población seguirá usando los pozos y el otro 70% igualmente recurrirá a ellos”, aseveró Delgadillo a la hora de afirmar que la lógica de aprovechamiento del agua dulce en el departamento ha sido una verdadera despreocupación.
Con la explotación e impermeabilización el nivel freático baja, o sea que el agua superficial está a mayor profundidad, esto causa que los suelos pierdan su capacidad de retención, humedad relativa y por ende la vegetación tiende a secarse. “El CLAS en un estudio de balance hídrico determinó que de los 120.000.000 m3/año que se infiltran, el 70% debe destinarse a “uso verde” si no queremos volver a Cochabamba un desierto sin vida” concluyó.
Considerando que la sustentabilidad del futuro de todo el conjunto metropolitano depende de la protección de los acuíferos, esta medida tiene que ser declarada como una prioridad para que la población asuma conciencia en la defensa de esta área por la magnitud y seriedad de los problemas que encara. Urge de las autoridades establecer medidas preventivas, ejercer control estricto sobre operaciones industriales, actividades contaminantes, hacer obras de infiltración y restringir la instalación o construcción de urbanizaciones.
Fuente: Revista "El Molle"-Focomade