jueves, 22 de noviembre de 2012

El aporte de Evo Morales a la destrucción de la Amazonia


Por Pablo Rojas Paredes1
Cynthia Silva, exfuncionaria de la Administradora Boliviana de Carreteras, fue elegida el año 2010 Viceministra de Medio Ambiente y Aguas. En su gestión se mandó a realizar un estudio ambiental estratégico del Tipnis, a continuación, se ocultaron los resultados, ya que su primera recomendación indicaba lo catastrófico que sería construir una carretera a través del Tipnis. Contrariamente a su rol de defender un área protegida, otorgó licencias arbitrarias para los tramos 1 y 3 de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos. Completada su misión, se convirtió en Coordinadora de la Consulta que se está ejecutando con fraude en el Tipnis. En ese tipo de ética incluimos a Evo Morales quien, el día del Censo, ratificó su subestimación y desprecio a los hermanos y hermanas en Resistencia cuando afirmó que la defensa del Tipnis se debe a “grupos que usaron al movimiento indígena para oponerse a la integración”2. Para empezar todas las decisiones de los hermanos del Tipnis se las asumieron sabiamente en magnos encuentros de corregidores; segundo, se apoya la integración con la propuesta técnica de tramos alternativos entre Beni y Cochabamba, pero no por el centro del Tipnis. Sorprende como los personeros de Gobierno fingen satisfacción frente a una consulta totalmente distorsionada que, además, incluirá, la interpretación de resultados falsos cuya única verdad será la manipulación.

Los grandes botaderos de las ciudades nos estremecen cuando vemos miles de personas que viven de la recolección de basura. Es la síntesis representativa del “progreso”. Eso quiere Evo Morales con la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Mojos para los habitantes del Tipnis. Morales le rinde culto al progreso desde esa lógica de depredación: destruir la esencia (la selva y las culturas) para construir lo superfluo (asfalto y agricultura intensiva). Al borde de la carretera, se construirán bares y prostíbulos, los importadores de herbicidas y fungicidas se establecerán en las nuevas villas de colonos, se consolidarán las asociaciones de motosierristas y el negocio de alcohol y trago barato tendrá un nuevo mercado en los habitantes yurakarés y mojeños desarraigados que no pudieron huir y, además, seguirán trabajando como peones en los chacos de los colonos cocaleros. Otros tomarán sus títulos individuales de propiedad y se verán obligados a venderlos y entrarán en una lógica de “pobreza” citadina y emigrarán para aumentar los cinturones de precariedad de ciudades como Trinidad, Santa Cruz o Villa Tunari. Más de veinte mil colonos cocaleros han ocupado la zona sur del Tipnis y han destruido absolutamente todo. Por eso, urge defender y resistir. Los hermanos y hermanas del Tipnis no quieren sufrir la terrible violencia que ha arrasado con  yurakarés y mojeños de la zona colonizada.
El suelo de la selva amazónica del Tipnis es frágil y delgado. La capa de humus, lleno de nutrientes para la generación de vida, tardó miles de años en formarse y, en el Chapare cochabambino y la zona colonizada del Tipnis (Conisur), en unos cuantos años desapareció provocando espacios estériles y erosión. Ante los ojos de los bolivianos a diario se observa cómo los colonizadores y cocaleros se entran al Tipnis, chaquean, sacan madera y plantan coca destinada al narcotráfico sin que haya la más mínima posibilidad de control estatal o sindical. El municipio de Villa Tunari se hace llamar “munipio ecoturístico” cuando todos saben que a la cabeza del alcalde Feliciano Mamani se destruyó el Parque Machía, refugio para animales rescatados y que las fiestas que se organizan incentivan a los jóvenes a darle rienda suelta al alcohol y al desenfreno. No se advierte en absoluto un programa de sensibilización por la naturaleza y de mostrar los estragos causados por la colonización mal planificada y llena de ambición.
Conforme al diccionario de la Real Academia Española, la información acerca de la consulta transmitida por todos los operadores gubernamentales es “un engaño, fraude o mentira con el que se intenta afectar a alguien”, vale decir, una falacia. Por demás está decir que el triunfalismo del Gobierno forma parte de esa cadena de publicidad para tratar de convencer con “argumentación de naturaleza mentirosa” que la consulta ha ganado. Lo bueno es que el pueblo boliviano se ha percatado de este teatro y sabe que la resistencia en el Tipnis es la triunfadora; ante tal situación, con trampa, desesperadamente y con una logística millonaria de uso de avionetas y helicópteros, a la cabeza de Juan “Ratón” Quintana3, se implantaron reuniones fuera de las comunidades, en chacos individuales y hasta en haciendas privadas, y ello se hizo pasar como consulta. A esto se suma la reaparición de excomunidades abandonadas y desaparecidas, consulta a sindicatos que pertenecen a Centrales cocaleras y cuyos habitantes tienen títulos individuales que en la mayoría de los casos han sido negociados y vendidos. Lo gracioso es que los señores del Gobierno sigan intentando autoconvencerse de que es el único Gobierno que respeta los derechos de los pueblos indígenas y de la Madre Tierra. No se dan cuenta que sucede lo contrario, Evo Morales le está dando el tiro de gracia a los pueblos amazónicos y a la Madre Tierra, por eso, esta guerra y resistencia en defensa de la vida permanece más fortalecida que nunca.
Lo más degradante del accionar gubernamental ha sido la corrupción de algunos líderes comunales que derivó en el rompimiento de relaciones familiares entre padres e hijos, hermanos y hermanas, tíos y sobrinos. El cerebro de Cristobal Colón está incrustado en el pensamiento del presidente Morales cuya lógica revanchista es perversa: no le ha interesado la muerte de valientes hermanos y hermanas en la Octava y Novena marcha; se jacta de llevar regalos “insignificantes” a comunidades del Tipnis; repite un discurso “desarrollista” de la época de 1950 y piensa en un satélite de prospección para saber que riquezas nos tiene guardadas la Madre Tierra y que esperan ser explotadas no importando dónde estén. Bolivia ha perdido con Evo Morales la posibilidad de entrar en el siglo XXI construyendo una historia de respeto a las culturas, a la gente, a los animales, a las plantas, a los ríos, a la vida. El llamado proceso de cambio se limita a una variedad de lujosas chamarras que viste el Presidente y una urgencia por civilizar a esos “yuras”4 salvajes que gracias a los colonos han aprendido a vestirse, a cultivar coca, a hacer negocios, a beber, a divertirse con un televisor.
Mientras Evo Morales se niegue a realizar un balance de la aniquilación de la vida en el Chapare, se mantendrá el espíritu depredador de flora y fauna, pisoteo de los derechos de la Madre Tierra, contaminación de ríos y el etnocidio de grupos culturales amazónicos. En síntesis, el presidente Evo Morales, ya brinda –personal e institucionalmente su decidido aporte a la destrucción de la Amazonia boliviana.
Cochabamba, 21 de noviembre de 2012

1. Miembro de la Campaña en Defensa del Tipnis y autor de “El Sueño del Presidente: La Pesadilla de la Madre Tierra”, blitorojas@hotmail.com
2. Entrevista a Evo Morales (ATB 21/XI/2012)
3. El ministro Juan Ramón Quintana es conocido como “Ratón” por su cobardía y su incapacidad de resolver él solo situaciones. Fue enfrentado en las comunidades Nueva Vida y San Ramoncito y huyó  como “ratón” ante la imposibilidad de utilizar medios de coerción.
4. “Yura” es el término despectivo que utilizan los colonos para referirse a los yurakarés: “contrata uno yuras para la cosecha”.