Por
Pablo Rojas Paredes1
Cynthia
Silva, exfuncionaria de la Administradora Boliviana de Carreteras, fue elegida
el año 2010 Viceministra de Medio Ambiente y Aguas. En su gestión se mandó a
realizar un estudio ambiental estratégico del Tipnis, a continuación, se
ocultaron los resultados, ya que su primera recomendación indicaba lo
catastrófico que sería construir una carretera a través del Tipnis. Contrariamente
a su rol de defender un área protegida, otorgó licencias arbitrarias para los
tramos 1 y 3 de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos. Completada su
misión, se convirtió en Coordinadora de la Consulta que se está ejecutando con
fraude en el Tipnis. En ese tipo de ética incluimos a Evo Morales quien, el día
del Censo, ratificó su subestimación y desprecio a los hermanos y hermanas en
Resistencia cuando afirmó que la defensa del Tipnis se debe a “grupos que
usaron al movimiento indígena para oponerse a la integración”2. Para
empezar todas las decisiones de los hermanos del Tipnis se las asumieron
sabiamente en magnos encuentros de corregidores; segundo, se apoya la
integración con la propuesta técnica de tramos alternativos entre Beni y
Cochabamba, pero no por el centro del Tipnis. Sorprende como los personeros de
Gobierno fingen satisfacción frente a una consulta totalmente distorsionada
que, además, incluirá, la interpretación de resultados falsos cuya única verdad
será la manipulación.
Los
grandes botaderos de las ciudades nos estremecen cuando vemos miles de personas
que viven de la recolección de basura. Es la síntesis representativa del
“progreso”. Eso quiere Evo Morales con la construcción de la carretera Villa
Tunari-San Ignacio de Mojos para los habitantes del Tipnis. Morales le rinde
culto al progreso desde esa lógica de depredación: destruir la esencia (la
selva y las culturas) para construir lo superfluo (asfalto y agricultura
intensiva). Al borde de la carretera, se construirán bares y prostíbulos, los
importadores de herbicidas y fungicidas se establecerán en las nuevas villas de
colonos, se consolidarán las asociaciones de motosierristas y el negocio de
alcohol y trago barato tendrá un nuevo mercado en los habitantes yurakarés y
mojeños desarraigados que no pudieron huir y, además, seguirán trabajando como
peones en los chacos de los colonos cocaleros. Otros tomarán sus títulos
individuales de propiedad y se verán obligados a venderlos y entrarán en una
lógica de “pobreza” citadina y emigrarán para aumentar los cinturones de
precariedad de ciudades como Trinidad, Santa Cruz o Villa Tunari. Más de veinte
mil colonos cocaleros han ocupado la zona sur del Tipnis y han destruido
absolutamente todo. Por eso, urge defender y resistir. Los hermanos y hermanas
del Tipnis no quieren sufrir la terrible violencia que ha arrasado con yurakarés y mojeños de la zona colonizada.
El
suelo de la selva amazónica del Tipnis es frágil y delgado. La capa de humus,
lleno de nutrientes para la generación de vida, tardó miles de años en formarse
y, en el Chapare cochabambino y la zona colonizada del Tipnis (Conisur), en
unos cuantos años desapareció provocando espacios estériles y erosión. Ante los
ojos de los bolivianos a diario se observa cómo los colonizadores y cocaleros
se entran al Tipnis, chaquean, sacan madera y plantan coca destinada al
narcotráfico sin que haya la más mínima posibilidad de control estatal o
sindical. El municipio de Villa Tunari se hace llamar “munipio ecoturístico”
cuando todos saben que a la cabeza del alcalde Feliciano Mamani se destruyó el
Parque Machía, refugio para animales rescatados y que las fiestas que se
organizan incentivan a los jóvenes a darle rienda suelta al alcohol y al
desenfreno. No se advierte en absoluto un programa de sensibilización por la
naturaleza y de mostrar los estragos causados por la colonización mal
planificada y llena de ambición.
Conforme al diccionario de
la Real Academia Española, la información acerca de la consulta transmitida por
todos los operadores gubernamentales es “un engaño, fraude o mentira con el que
se intenta afectar a alguien”, vale decir, una falacia. Por demás está decir
que el triunfalismo del Gobierno forma parte de esa cadena de publicidad para
tratar de convencer con “argumentación de naturaleza mentirosa” que la consulta
ha ganado. Lo bueno es que el pueblo boliviano se ha percatado de este teatro y
sabe que la resistencia en el Tipnis es la triunfadora; ante
tal situación, con trampa, desesperadamente y con una logística millonaria de
uso de avionetas y helicópteros, a la cabeza de Juan “Ratón” Quintana3,
se implantaron reuniones fuera de las comunidades, en chacos individuales y
hasta en haciendas privadas, y ello se hizo pasar como consulta. A esto se suma
la reaparición de excomunidades abandonadas y desaparecidas, consulta a
sindicatos que pertenecen a Centrales cocaleras y cuyos habitantes tienen
títulos individuales que en la mayoría de los casos han sido negociados y
vendidos. Lo
gracioso es que los señores del Gobierno sigan intentando autoconvencerse de que
es el único Gobierno que respeta los derechos de los pueblos indígenas y de la
Madre Tierra. No se dan cuenta que sucede lo contrario, Evo Morales le está
dando el tiro de gracia a los pueblos amazónicos y a la Madre Tierra, por eso,
esta guerra y resistencia en defensa de la vida permanece más fortalecida que
nunca.
Lo
más degradante del accionar gubernamental ha sido la corrupción de algunos
líderes comunales que derivó en el rompimiento de relaciones familiares entre
padres e hijos, hermanos y hermanas, tíos y sobrinos. El cerebro de Cristobal
Colón está incrustado en el pensamiento del presidente Morales cuya lógica
revanchista es perversa: no le ha interesado la muerte de valientes hermanos y
hermanas en la Octava y Novena marcha; se jacta de llevar regalos
“insignificantes” a comunidades del Tipnis; repite un discurso “desarrollista”
de la época de 1950 y piensa en un satélite de prospección para saber que
riquezas nos tiene guardadas la Madre Tierra y que esperan ser explotadas no
importando dónde estén. Bolivia ha perdido con Evo Morales la posibilidad de
entrar en el siglo XXI construyendo una historia de respeto a las culturas, a
la gente, a los animales, a las plantas, a los ríos, a la vida. El llamado
proceso de cambio se limita a una variedad de lujosas chamarras que viste el
Presidente y una urgencia por civilizar a esos “yuras”4 salvajes que
gracias a los colonos han aprendido a vestirse, a cultivar coca, a hacer
negocios, a beber, a divertirse con un televisor.
Mientras
Evo Morales se niegue a realizar un balance de la aniquilación de la vida en el
Chapare, se mantendrá el espíritu depredador de flora y fauna, pisoteo de los
derechos de la Madre Tierra, contaminación de ríos y el etnocidio de grupos
culturales amazónicos. En síntesis, el presidente Evo Morales, ya brinda
–personal e institucionalmente– su decidido aporte a la destrucción de la
Amazonia boliviana.
Cochabamba,
21 de noviembre de 2012
1.
Miembro de la Campaña en Defensa del Tipnis y autor de “El Sueño del
Presidente: La Pesadilla de la Madre Tierra”, blitorojas@hotmail.com
2.
Entrevista a Evo Morales (ATB 21/XI/2012)
3.
El ministro Juan Ramón Quintana es conocido como “Ratón” por su cobardía y su
incapacidad de resolver él solo situaciones. Fue enfrentado en las comunidades
Nueva Vida y San Ramoncito y huyó como
“ratón” ante la imposibilidad de utilizar medios de coerción.
4.
“Yura” es el término despectivo que utilizan los colonos para referirse a los
yurakarés: “contrata uno yuras para la cosecha”.